Desde la crisis financiera global del 2008 hasta los desastres naturales causados por el cambio climático que sacudieron California del Norte, Nueva Orleans, Nueva York y Puerto Rico, el capitalismo ha causado crisis humanas desgarradoras. Durante cada una de estas crisis, han sido los pobres, los trabajadores y la gente marginada los que más han sufrido — mientras que los bancos, las empresas de energía y la industria inmobiliaria han sido rescatados.
Ahora con el brote de COVID-19 y una inminente recesión económica, son los trabajadores hospitalarios, los pobres y sin vivienda, los mayores, la gente encarcelada, las personas inmunocomprometidas, los inmigrantes y otros grupos marginados los que sufrirán el impacto. Hay millones de personas que no tienen cobertura médica adecuada; hay millones que viven de sueldo en sueldo y aún millones más no pueden tomar dispensa paga del trabajo. Eso significa que los trabajadores y los pobres serán los más vulnerables a enfermarse sin tener la capacidad de pagar los costos del tratamiento ni de los exámenes, poniendo en riesgo a comunidades enteras. Muchos de los que faltan al trabajo a causa del brote perderán sus sueldos o su seguro médico, serán incapaces de pagar la luz, el gas y el agua, y enfrentarán desalojo.
Todo esto se exacerba gracias a que nuestro gobierno hace años ha recortado los presupuestos de servicios como SNAP (cupones alimentarios) y mientras tanto ha repartido salvavidas a las compañías petroleras y de gas natural. Queda claro que nuestro sistema de salud privatizado y organizado para producir lucro y no para proteger la salud humana es incapaz de manejar una pandemia global.
A su vez, Trump y los Republicanos están explotando esta crisis para echarle la culpa a algunos chivos expiatorios: demonizan a los inmigrantes, a las personas chinas y a la Unión Europea, fomentando el racismo y la xenofobia. Es más, el pan de estímulo de Trump destruirá a la Seguridad Social, uno de los pocos programas verdaderamente universales que nos quedan y una línea de defensa para la gente mayor, que es una de las poblaciones más vulnerables a COVID-19.
Como socialistas, rechazamos la austeridad, la privatización, el racismo y la xenofobia. En su lugar, nosotros, los Socialistas Democráticos de América, nos ponemos de pie unidos con los trabajadores, los pobres y los marginados de nuestra sociedad para demandar una solución a esta crisis para la clase obrera.
La pandemia de COVID-19 confirma la verdad en el slogan del movimiento obrero radical: “Un ataque contra uno es un ataque contra todos.” Tenemos que rápidamente reorientar nuestra sociedad en contra del individualismo y el lucro privado y hacia la justicia y la solidaridad.
Estamos de acuerdo con las medidas del Families First Coronavirus Response Act que incluye fondos federales para examenes gratuitos de coronavirus y dispensa laboral paga.
Pero el Congreso tiene que hacer más.
Primero, el Congreso debe aprobar la legislación de Medicare for All de Bernie Sanders. No podemos manejar esta crisis, ni sus desproporcionados efectos para los pobres y la clase obrera, si no les damos cuidado médico gratuito en el punto de servicio a todos los residentes estadounidenses. Es inaceptable que casi cien millones de personas en estados unidos no tienen seguro médico adecuado durante una crisis de salud pública, mientras que los CEOs de empresas de seguro médico cobran sueldos anuales de decenas de millones de dólares.
Segundo, el Congreso debe aprobar una moratoria de emergencia sobre los desalojamientos y apagones de luz, gas y agua hasta que cese la crisis. Trabajadores que no puedan trabajar debido a las cuarentenas no deberían ser penalizados por no poder pagar el alquiler y las facturas y luz, gas y agua. Bienes como la vivienda, el agua, la electricidad, el internet y más deberían ser proveídos como beneficios sociales a todos y no acaparados para el lucro de algunos pocos billonarios.
Tercero, en vez que rescatar a las empresas petroleras y de gas natural durante esta crisis, el Congreso debe aprovechar los bajos precios del petróleo y comenzar una eliminación gradual de la producción petrolera doméstica. Al mismo tiempo, debe introducir la legislación agresiva del Green New Deal que exige neutralidad de carbono antes del 2030 y crearía millones de trabajos verdes. Si vamos a evitar el cambio climático catastrófico, que a su vez haría que los desastres naturales sean mucho más frecuentes e intensos, tenemos que desligar nuestra economía de los combustibles fósiles inmediatamente. La crisis económica inminente que podría dejar a millones sin trabajo, bajas tasas de interés y una caída en el precio del petróleo hacen de hoy el momento ideal para que el gobierno federal comience esta transformación.
Ante una pandemia, reconocemos que solo estamos tan seguros como las personas más afectadas por nuestros sistemas actuales. Nuestra cuarta demanda es un fin a la fianza en efectivo y una moratoria a las deportaciones. Estados Unidos tiene el sistema de detención más grande del mundo. Estados Unidos alberga el sistema de detención más grande del mundo. Dadas las condiciones tortuosas, el hacinamiento y la naturaleza irresponsable de nuestro sistema carcelario actual, pedimos que se deje ir a las personas en las cárceles, prisiones, centros de detención y campamentos y que las instalaciones cuenten con el personal médico adecuado para garantizar el bienestar de aquellos que no puedan ser liberados. Exigimos una moratoria sobre las deportaciones para garantizar que las comunidades inmigrantes se mantengan seguras y no eviten a buscar tratamiento.
Reiteramos las demandas expresadas hoy por Bernie Sanders: líneas telefónicas directas en cada estado y a nivel nacional para que cualquier residente tenga acceso a recursos e información. Estamos de acuerdo en que este nivel de transparencia debe ser transmitido por científicos y expertos en salud y no por políticos. Una vacuna, cuando se desarrolla, debe ser gratuita y cualquier medicamento desarrollado para ayudar con la crisis debe venderse al costo de producción. Se debe abordar la falta de salas de cuidado intensivo y de respiradores y a la vez movilizar a los residentes médicos y al personal médico retirado, armados de la instrucción adecuada y equipos de protección personal. También estamos de acuerdo con su demanda de asistencia de desempleo de emergencia al 100% de los ingresos de los trabajadores para TODOS, incluyendo a aquellos que trabajan por propinas, trabajadores de gig, trabajadores domésticos y contratistas independientes. Se deben construir refugios de emergencia, completos con atención médica y alimentos, para las personas sin vivienda, sobrevivientes de violencia doméstica y estudiantes universitarios.
Finalmente, todo este gasto social debe pagarse con un impuesto a los ricos. La clase obrera estadounidense ha rescatado repetidamente a las mismas corporaciones masivas y a los multimillonarios que causan y exacerban las crisis. La solución propuesta por la administración de Trump, un recorte a los impuestos sobre la nómina, no proporcionaría ningún alivio a la clase trabajadora y de hecho exacerbaría el problema al crear un incentivo para seguir trabajando, incluso estando enfermo, particularmente para aquellos que no pueden trabajar remotamente ni recibir dispensa laboral remunerada. La propuesta también pondría en peligro a algunas de nuestras poblaciones más vulnerables al desglosar fondos para el Seguro Social y Medicare. Una y otra vez, la clase dominante usa la crisis para ponernos en contra entre nosotros. Esta vez, los ricos, cuya riqueza es producida por los trabajadores, deberían pagar la cuenta.
Como una medida práctica y una muestra de solidaridad con todas las personas de la clase trabajadora, especialmente los ancianos, los desalojados, los enfermos crónicos y los inmunocomprometidos que son más vulnerables a COVID-19, recomendamos que todas las sedes de DSA implementen medidas de distanciamiento social de inmediato, incluyendo:
- Cancelar, posponer o mover en línea cualquier reunión programada para más de un pequeño grupo de personas;
- Practicar las acciones preventivas recomendadas por el CDC, especialmente mantener una distancia de 6 pies o más entre las personas;
- Establecer un protocolo COVID-19 que describa los síntomas que los miembros deben observar y pedir a cualquier miembro enfermo que se quede en casa o que asista a reuniones a través de un software de videoconferencia o teléfono como Zoom;
- Desarrollar la infraestructura necesaria para hacer text- y phone-banking en lugar de sondeos en persona cuando sea posible;
- Crear un plan para comunicarse con los miembros locales y asegurarse de que todos tengan los recursos necesarios para navegar esta crisis, especialmente los miembros de edad avanzada y los miembros inmunocomprometidos;
- Desarrollar planes para adaptar reuniones y acciones en función a la tasa de infección en su área; consultar esta plantilla para ver ejemplos de escenarios y alternativas a las movilizaciones masivas tradicionales;
- Realizar una limpieza de rutina de superficies tales como mesas, dispositivos electrónicos, manijas de puertas, etc. antes y después de todas las reuniones en persona utilizando productos como toallitas desinfectantes o aerosoles antibacterianos;
- Suministre desinfectante de manos en todas las reuniones y fomente su uso (consulte la guía de los CDC para producir desinfectante para manos);
- Colocar carteles que indiquen cómo toser y estornudar de manera segura y fomenten el lavado de manos en espacios de reunión.
Nuestro sistema actual es injusto y se precipita hacia el desastre. Está más claro que nunca que nuestra sociedad debe elegir: tendremos socialismo o tendremos barbarie. Pedimos que las sedes usen estas recomendaciones para proteger a sus miembros y sus comunidades. También les pedimos que revisen esta Guía de Recursos: COVID-19 Resources Guide for Organizers para formular demandas e informarse en este momento tan grave.
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