Si bien es imprescindible mantener
a la gente concentrada en un proceso electoral sólido y fuerte, también debemos
prepararnos para un golpe de estado.
Daniel
Hunter September 18, 2020
Tenemos
un presidente que ha dicho abiertamente que podría no respetar el resultado de
las elecciones. Tenemos que prepararnos por si declara su victoria antes de que
se cuenten los votos, por si intenta detener el conteo de votos o por si se
niega a aceptar la derrota.
Algunos
días tengo confianza en que esto sucederá. Una encuesta mostró que más del 75
por ciento de los demócratas creen que esto es posible, ¡y un sorprendente 30
por ciento de los republicanos también lo creen!
Otros
días estoy seguro de que se trata de la mano dura de un presidente que no
planifica. Aún así, él es muy bueno en este tipo de despiste que puede
mantenernos en una posición confiada y reaccionaria, lo que podría llevarnos a
dejar de hacer el importante trabajo de base para conseguir el voto, proteger
la oficina de correos y luchar contra la represión del voto.
· We need a plan to prevent a Trump takeover — and this
anti-coup research shows the way
Lo
que sugiero no es que dejemos de hacer lo que estamos haciendo ahora. De hecho,
soy parte de un esfuerzo colectivo llamado Choose Democracy, que está
preparando a la gente para la posibilidad de un golpe de estado, al tiempo que
la mantiene enfocada en un proceso electoral sólido y fuerte. Después de todo,
la mejor manera de detener un golpe es evitarlo.
Estas
pautas provienen de un número amplio de experiencias y evidencias de los muchos
países que han experimentado un golpe de estado desde la Segunda Guerra
Mundial. Algunos casos de estudio detallados pueden encontrarse en Choose
Democracy o en un manual más extenso basado en evidencias, pertinente para el
momento presente, llamado “Hold the Line: A Guide to Defender Democracy.”
1.
No espere resultados la noche de las elecciones.
La
temporada de elecciones 2020 se perfila bastante extraña. Es posible que muchas
papeletas enviadas por correo no se cuenten hasta días o semanas después del
día de las elecciones. Ya que se espera que los demócratas utilicen el voto por
correo con más frecuencia que los republicanos, se espera que el conteo de
votos por correo se mueva hacia el lado demócrata la noche después de las
elecciones (lo llaman un “cambio azul”). Como resultado, una ola de confusión
puede desarrollarse a partir de la noche de las elecciones.
El
extraño Colegio Electoral crea múltiples puntos de intervención. Después de la
noche de las elecciones (3 de noviembre), la denuncia falsa de votos
fraudulentos puede ocasionar que un fiscal general descarriado u otros
funcionarios gubernamentales intenten detener el recuento o excluir los votos.
A
medida que los resultados de las elecciones comiencen a llegar, el mensaje debe
ser alto y claro: cuenten todos los votos y respeten el resultado.
El
14 de diciembre, los delegados del Colegio Electoral se reúnen y votan por el
resultado de su estado. Por lo general, esto se hace sin fanfarrias, pero en
los estados en disputa, es posible que veamos a los gobernadores y legisladores
estatales declarando resultados diferentes: uno que refleje los resultados de
los votantes; el otro que reclame que “es un fraude” y “nosotros sabemos más”.
Esto es preocupante en estados “oscilantes” como Pennsylvania, donde el
gobernador y la legislatura estatal son de partidos diferentes.
El
nuevo Congreso resolverá todos estos problemas el 6 de enero. Y si la Cámara de
Representantes y el Senado no están de acuerdo con el resultado, entonces se
desarrolla un proceso complicado en el que la Cámara recién asentada, a través
del proceso de un estado/un voto, determina al presidente. Mientras tanto, el
Senado (por mayoría) vota por el nuevo vicepresidente. (#ShutDownDC proporciona
un desglose visual paso a paso de este proceso).
Durante
este tiempo, espere afirmaciones falsas y extravagantes. Tenga mucho cuidado
con las noticias. No se limite a transmitir cualquier cosa que parezca un
ejemplo dramático de irregularidades, pero tómese el tiempo para verificar que
la noticia sea cierta, ya desacreditada o de una fuente en la que no confía.
Anime a las personas de su comunidad a prepararse para algunas semanas de
incertidumbre. A medida que los resultados de las elecciones comiencen a
llegar, el mensaje debe ser claro: cuenten todos los votos y respeten los
resultados.
2.
Llámalo un golpe de estado.
Una
de las razones por las que es importante usar el lenguaje de un golpe de estado
es que la gente sabe que está mal y que es una violación de las normas
democráticas, incluso si no están familiarizados con la definición exacta de
golpe de estado.
Tenemos
que estar preparados para declarar alto y claro: esto es un golpe de estado.
Expresiones
como “manipulación electoral” o “supresión del voto” señalan el deterioro del
proceso democrático. Pero si entramos en un escenario de golpe (donde Trump
simplemente no dejará la presidencia) debemos ayudar a otras personas a
facilitar a nuestro país esta entrada en una crisis.
Sabemos
que es un golpe de estado si el gobierno:
- Deja
de contar votos;
- Declara
ganador a alguien que no obtuvo la mayor cantidad de votos; o
- Permite
que permanezca en el poder alguien que no ganó las elecciones.
Estas
son líneas rojas que la gente puede captar de inmediato (y en las que la
mayoría de los estadounidenses sigue creyendo).
Las
personas que toman el poder de manera autoritaria reivindican que lo hacen para
salvar la democracia o afirman que conocen los resultados electorales “reales”.
Así que esto no tiene por qué parecer un golpe militar con un líder ordenando
el arresto de la oposición. Si alguno de esos tres principios es violado,
tenemos que declarar alto y claro: Esto es un golpe de estado.
3.
Sepa que la gente común ha detenido golpes de estado.
Se
han producido intentos de golpe en todo el mundo y más de la mitad han
fracasado. Eso es porque los golpes de estado son difíciles de orquestar. Son
una violación de las normas que requieren la rápida toma de múltiples niveles
de las instituciones del estado con el reclamo de que son los herederos
legítimos.
Los
golpes tienden a fracasar cuando se confía en las instituciones gubernamentales
(como las elecciones), hay una ciudadanía activa y otras naciones están listas
para participar.
El
papel de la ciudadanía es fundamental. Eso se debe a que, durante el período
inmediatamente posterior a un intento de golpe de estado, cuando el nuevo
gobierno afirma que es el gobierno “real”, todas las instituciones tienen que
decidir a quién escuchar.
Para
comenzar a prepararse, hable con al menos 5 personas que irían a la calle con
usted; la forma más segura de salir a la calle es con personas que conoce y en
las que confía.
Un
golpe fallido en Alemania en 1920 nos sirve de ejemplo. La población se sintió
abatida por la derrota en la Primera Guerra Mundial y el alto desempleo. Los
nacionalistas de derecha organizaron un golpe y consiguieron la ayuda de
algunos generales para apoderarse de los edificios gubernamentales. El gobierno
depuesto huyó, pero ordenó a todos los ciudadanos que les obedecieran. “Ninguna
empresa debe funcionar mientras reine la dictadura militar,” declararon.
Rápidamente
comenzó una resistencia pacífica generalizada. Las imprentas se negaron a
imprimir los periódicos del nuevo gobierno. Los funcionarios públicos se
negaron a cumplir las órdenes de los golpistas. Y se difundieron en avión y a
mano folletos que pedían el final del golpe.
Hay
una historia del líder golpista deambulando por los pasillos buscando en vano
una secretaria que mecanografíe sus proclamas. Los actos de resistencia
crecieron y finalmente el gobierno democrático (que aún tenía graves problemas)
recuperó el poder.
Los
momentos posteriores a un golpe son momentos de heroísmo de la población
general. Así es como la democracia se hace real.
4.
Prepárese para actuar con rapidez – y no lo haga solo.
Normalmente,
las tomas de poder se organizan en secreto y se lanzan de repente. La mayoría
de las campañas que derrotan los golpes de estado lo hacen en días: la Unión
Soviética, en 1991, tomó tres días; Francia, en 1961, tomó cuatro días, y
Bolivia, en 1978, tomó 16 días.
PREVIOUS COVERAGE
·
Mass direct action might be the only way to stop Trump from
stealing the election
Es
raro que el líder de un país admita públicamente que tal vez no respete los
resultados de una elección. Esto es una buena noticia, porque las personas que
detienen los golpes rara vez tienen la oportunidad de recibir entrenamiento,
una advertencia o preparación alguna. De esta manera, les llevamos la
delantera.
Un
grupo de expertos de D.C. llamado Transition Integrity Project ejecutó
múltiples simulaciones, como lo que podría suceder si Biden gana por un pequeño
margen o si Trump simplemente declara la victoria sin que haya un ganador
claro. En cada simulación concluyeron que una “cantidad importante de personas
en las calles puede ser decisiva”. Las personas comunes marcan la diferencia.
5.
Enfóquese en los valores democráticos compartidos por todos, no en valores
individuales.
En
Argentina, en 1987, se inició un golpe de Estado cuando un alto mando de la
Fuerza Aérea, resentido por los intentos de democratizar al ejército y ponerlo
bajo el control civil, organizó a cientos de soldados en su base.
Mientras
el gobierno civil intentaba negociar discretamente un acuerdo, la gente salió a
las calles. Contra las súplicas del gobierno, 500 ciudadanos comunes marcharon
a la base con el lema “¡Viva la democracia! ¡Argentina! ¡Argentina!”. Podrían
haberse dedicado a atacar directamente al alto mando. En cambio, estaban
apelando a sus conciudadanos para que eligieran la democracia.
El
militar trató de mantenerlos alejados con un tanque de guerra, pero los
manifestantes entraron a la base de todos modos, y él sabía que disparar
abiertamente contra civiles no violentos le haría perder más credibilidad.
Pronto 400.000 personas salieron a las calles de Buenos Aires para manifestarse
en contra del golpe.
Los
golpes no son un momento para quedarse mirando y esperando hasta que “alguien
más” decida qué hacer. No importa quién sea, usted puede ser una parte en el
rescate de la democracia.
Esto
dio fuerza al gobierno civil (que en gran parte había estado ausente). Las
organizaciones civiles, la iglesia católica, los grupos empresariales y los
sindicatos se unieron bajo el compromiso de “apoyar de todas las formas
posibles la constitución, el desarrollo normal de las instituciones de gobierno
y la democracia como la única forma de vida viable”. Los golpistas perdieron su
legitimidad y pronto se rindieron.
Este
enfoque es diferente al de los manifestantes que salen a la calle con una lista
de problemas o una queja contra un líder vilipendiado. En cambio, es una
exaltación de valores democráticos fundamentales ampliamente compartidos. En
nuestro proyecto usamos la expresión “elegir la democracia”.
Esto
afirma otro hallazgo de la investigación antigolpista: debido a que los golpes
son un ataque a la institución actual, las personas leales a la forma
tradicional, quienes quizás nunca se unan a otras causas del movimiento, están
abiertos a unirse a acciones directas en la calle. Eso pasará si basamos la
invitación en la importancia de cuidar los valores democráticos con los que se
conectan.
6.
Convenza a la gente de que no se congele o simplemente siga adelante.
Imagine
que en su trabajo despiden a un jefe corrupto y traen a uno nuevo. Y en lugar
de irse, su antiguo jefe dice: “Todavía estoy a cargo. Haz lo que te digo”. Un
grupo de tus compañeros de trabajo dicen: “Sólo recibimos órdenes del antiguo
jefe”. En ese momento, surge la duda.
Esa
duda es la que hace que los golpes triunfen. Demasiada gente se congela.
Incluso cuando solo unas pocas personas están de acuerdo con el golpe y actúan
como si fuera normal, la gente puede llegar a aceptarlo de mala gana como inevitable.
En
toda la investigación sobre la prevención de golpes, hay un tema en común: la
gente deja de hacer lo que los golpistas le dicen que haga.